la tierra huele al hombre
La tierra huele al hombre porque el hombre quiere olerla a ella hasta extraer todo su olor.
Envidia su grandiosidad, su fuerza, su poder.
Precisamente esos atributos caracterizan al hombre
en tanto que hacedor y, al mismo tiempo, destructor.
Con tan solo una mirada en el rostro de un hombre es posible entender la historia.
La historia del engrandecimiento de su especie,
y en consecuencia el envilecimiento del lugar donde nació,
que agoniza en silencio
mientras el hombre agudiza su olfato
y grita.

ante la inmensidad, tan solo dos
Cualquier inicio supone, en cierto modo,
un viaje. Iniciar(se) en algo está relacionado con la exploración, ya sea
de territorios, afectos, pensamientos, pertenecientes a la inmensidad.
El mar representa uno de esos territorios. Decía Verne que es el origen del mundo, y su fin. ¿qué es lo que nos sigue seduciendo, y al mismo tiempo nos sigue asustando, de él? ¿es su inmensidad inabarcable, imbatible? ¿o nuestra menudencia, nuestra futilidad, ante él?
gerry o el (des)afecto
Y, de pronto, dejaron de verse como si fueran hermanos, como si estuviesen hechos de la misma calaña, para enfrentarse.
El (des)afecto los mató, su desnaturalización, el cambio de su mirada civilizada al ojo instintivo, salvaje, alterada igual que su orden mental y físico, igual que el orden del tiempo y del espacio, trastocado por la capacidad de la naturaleza de desafectar a cualquier ser para que emprenda una lucha contra otros seres o contra sí mismo.
Y, después del desierto de sal, quedó el recuerdo.
Incierto, silencioso y letal.

En esta escena de la película, el diseño juega un papel fundamental como estrategia ante un interrogante casi de vida o muerte: ¿cómo bajar de ahí?

Publicidad de Iberdrola. La naturaleza como oasis ocioso para el hombre contemporáneo.
oasis camuflado
El individuo contemporáneo ha perdido su noción de ser humano. Hoy día son incontables las empresas que se dedican a diseñar
y vender productos, como yo los llamo, de escapada. Productos para andar por la montaña o nadar en el mar. Es curioso, porque no hace tanto solamente necesitábamos tener disponibles nuestros ojos, manos y pies y una buena dosis de valentía para explorar el que siempre había sido nuestro medio natural, el lugar donde vivíamos y donde compartíamos con el resto de seres.
El ser humano siempre ha sido tan egoísta desde que decidió apropiarse de todo que hoy día hemos construido un mundo alternativo en el que parece que solamente sabemos vivir porque hemos olvidado de dónde venimos en realidad. Un diseño estructural, sistemático, que es nuestro propio enemigo.
Cuando a donde pertenecemos realmente, y donde mejor deberíamos saber vivir, o convivir, es en la naturaleza. Homenajeando a Umberto Eco, la integración es el mayor obstáculo para la humanidad, entendida como la conciencia de que somos humanos. Hemos pasado de vivir en armonía con la naturaleza a considerarla un mundo aparte. Un mundo a donde escapar, efímeramente, para catar la pureza del aire, experimentar el silencio verdadero, aunque solamente sea un fin de semana, el trabajo no espera, el mundo no espera, sigue corriendo. Es la única forma que parece que nos queda de volver a un cierto tipo de origen.
¿Fue Dios el primer diseñador del mundo?

¿En ese caso, es Dios alguien pérfido o bondadoso?
(c) Magnus Gjoen.
money, money, money
La cultura actual se basa en procesos de diseño que tienen que ver con el examen de la sociedad contemporánea. Desde sus orígenes, los inventores han sido pérfidos analistas, conspiradores, espías, que han tratado de crear nuevos inventos en base a sus averiguaciones, obtenidas por toda clase de medios.
El dinero, sí, es quizás el mejor – y el peor– diseño que se haya creado en toda la historia. El más eficaz, pero también el más destructivo. El dinero es producto de una idea realmente pérfida. Pero eficaz. En eso consiste el diseño, en realidad. En materializar ideas que no son buenas para todo el mundo. Pero
que solucionan problemas que proceden o bien de cuestiones históricas o de diseño que de otro modo hubiesen implicado soluciones más graves. Y eso que Goethe aconsejaba al ser humano que fuese noble y bueno. Hoy somos de todo menos nobles y buenos. Y gran culpa de eso la tiene, entre otras cosas, el diseño.
Hoy el dinero incluso es intangible. Ya hablamos de dinero tecnológico, virtual.
El diseño sigue progresando, gracias a la tecnología. La misma que ha sido capaz de conseguir que podamos entrar en contacto con cualquier persona del mundo conectado o acceder cada día a toneladas de información sobre cualquier asunto, pero al mismo tiempo culpable de que no nos haya quedado más remedio que anexionar un nuevo elemento a nuestro cuerpo sin el cual ya prácticamente no podemos vivir –el teléfono móvil– o del segundo mejor/peor producto de diseño de la historia, que puede ser capaz de destruirnos definitivamente: la bomba atómica.

Electrum. Consideradas las primeras monedas del mundo. Reino de Lidia, actual Turquía, siglo IV A.C.
salir
En Le paradis (Zeno Graton, 2023) se exhibe la perfidia que un sistema de reeducación —o más bien, de reeinstrucción— puede generar partiendo de un diseño sistemático, por decirlo de alguna forma, basado en el aislamiento del individuo a una corta edad.
Joe, de dieciocho años y protagonista de la película, está apunto de terminar su condena y pronto se le brinda la posibilidad de reinsertarse en la sociedad en un piso tutelado ofrecido por el gobierno francés. Sin embargo, él no está muy seguro de querer salir del centro de menores. Lleva tanto tiempo allí que no está seguro de si podrá volver a rehacer su vida, porque no sabe con exactitud cómo es la vida ahí fuera. Su radio es el único elemento que le mantiene informado sobre lo que ocurre en el exterior. Para el resto de sus compañeros, regresar al mundo es como volver al paraíso. para él, no lo es. No cree que la vida ahí fuera tenga algo que ver con el paraíso de ninguna manera.
Joe solo quiere ser querido. lo que más ha echado en falta todo este tiempo es sentir. Volver a sentir algo por alguien, que le abracen, que le toquen. el contacto humano, en definitiva. A pesar de convivir día y noche con sus compañeros. William, el otro protagonista de la película, trastoca a Joe cuando es enviado a su centro para cumplir su condena. la película ofrece la visión de que se enamoran, pero no lo hacen, al menos Joe. Él se enamora de lo que le puede brindar y que lleva deseando todo el tiempo que lleva recluido. La primera vez que se miran a los ojos, joe percibe en los suyos una experiencia que tiene que ver con el paraíso y que William parece proyectar en él, ofrecérsela. Su paraíso. no el que sus compañeros imaginan que hay ahí fuera, sino al que él desea escapar de verdad. Quizás como adolescente que es, como humano que es. El afecto.


La radio es un dispositivo cuya configuración, cuyo diseño, permite a Joe conocer qué ocurre en el exterior. abajo, Joe y William.
el final (o el nuevo inicio) del homo sapiens
El diseño inteligente no solo está sustituyendo a las barreras que biológicamente determinaban al ser humano, sino que también está abriendo un nuevo campo de (re)conocimiento del propio individuo de cara al futuro. Hace poco Juan José Millas publicaba en El País una consulta psicoanalítica que le hacía al Chat GPT cuyas conclusiones resultaban inquietantes. Firmas mundialmente conocidas como Givenchy o Dolce & Gabanna han incorporado elementos de estética cíborg a los diseños de sus últimas colecciones. El número de humanos con implantes tecnológicos se ha incrementado drásticamente en los últimos años, sobre todo en Estados Unidos y Europa. El nuevo diseño inteligente está cambiando la percepción que teníamos sobre nosotros mismos, sobre la humanidad como colectivo y sobre el mundo que habitamos. Hemos pasado de estar condicionados por la microbiología y sus procesos naturales a estar condicionados, como escribe Harani en Sapiens, por sus procesos cuidadosamente estudiados de análisis, selección y aplicación tecnológica.

GPF Bunny (2000), Eduardo Kac. Obra de bioarte o arte transgénico surgida de la ingeniería biológica.

Fotograma de HER.
HER (Spike Jonze, 2013), a pesar de su suavidad visual y la sentimentalidad de su guion, es una película que plantea una posibilidad totalmente asumible a día de hoy: considerar la inteligencia artificial como un individuo más, intangible pero consciente de sí mismo, por el que incluso podemos llegar a desarrollar sentimientos. Eloy Fernández Porta, en su ensayo €®O$ (2010) habla del amor como nuevo objeto de superproducción liberador de la oxitocina consumista, como parte del sistema: de este concepto participa el argumento de la película. Del encuentro de lo puramente humano con lo espectacular y lo mediático, con los artefactos, vivos o no, basados en el diseño inteligente que han cambiado la cartografía de las relaciones personales. Harani no se equivoca en su conclusión de Sapiens: la perspectiva de la evolución humana puede verse como un proceso experimental en el que tanto el diseño inteligente como la ingeniería biológica están cambiando su rumbo a velocidad vertiginosa.
¿Se tratan estos factores de la génesis de un nuevo inicio basado en un nuevo diseño de nosotros mismos? ¿De una cultura iniciática que está por venir liberada de los grilletes de la biología, como menciona el escritor? Todo apunta a que sí, porque no parece haber un punto y final en nuestra evolución si seguimos la estela de nuestros deseos de trascender. O morir en el intento.
la (anti)cultura
Dice Umberto Eco (Apocalípticos e integrados, 1964) que la cultura de masas representa el fin de la cultura, la anticultura.
Es interesante pensar en cómo, para los apocalípticos, cada manifestación cultural, en un contexto globalizado y masivo, no es otra cosa que un síntoma de la decadencia de la sociedad. El diseño es una metodología que puede concebirse como hecho cultural significativo en este sentido: los avances que progresivamente se han ido dando en ámbitos como la ciencia o las artes proceden, en gran parte, de investigaciones en las que el diseño, como resultado expresado en un producto o fórmula o bien como factor, juega un papel fundamental. Gracias, de hecho, a los procesos y productos que surgen del diseño ha sido posible el desarrollo de una cultura masiva que, bien sea perjudicial o bien sea enriquecedora, no habría sido la misma sin su presencia. ¿Es la anticultura un resultado de estos procesos? Eco apunta a que es el estado final del propio concepto de cultura. En ese caso, ¿qué estado cultural es el que, actualmente, incumbe a nuestra sociedad?
los idiotas
Ser o no ser.
Actuar o afectar(se).
Fingir o vivir.
Inventar, diseñar una personalidad.
¿Cuántas versiones de una misma especie pueden (co)habitar
en un cuerpo?


enajenación
Esta es una captura de pantalla de la única edificación que se diseñó para ser construida en la isla de Sable, en el norte de Escocia. Se trata de un edificio destinado a un proyecto de investigación científica en relación a las especies de fauna y flora de la isla, de la que formaba parte la investigadora Zoe Lucas. Como cualquier arquitectura en ruinas, no solo conforma un conjunto de indicios más o menos desconfigurados de una idea de diseño arquitectónico, con valor en sí mismo, sino, como construcción contextualizada en el espacio moderno, invita a reflexionar sobre las anécdotas que formaron parte él y han quedado enterradas bajo sus escombros.
La propia Zoe, en la película, a menudo visita las ruinas para rememorar experiencias que ocurrieron bajo la techumbre. Del que fue un laboratorio experimental. De su vida en la isla de Sable, un archipiélago de apenas cuarenta kilómetros de extensión, en el que lleva asentada desde que empezó a formar parte de aquel proyecto en los años setenta, hace unos cuarenta años, se ocupa Geografías de la soledad (2023), un documental dirigido por la cineasta, que acompaña a Zoe en su vida rutinaria.
Lo más característico, además de las bellas imágenes del film, rodado en
16 milímetros, es la capacidad que ella ha ido desarrollando a lo largo de todos los años que lleva viviendo en la isla para adaptarse a ella. A su geografía desolada y al mismo tiempo llena de vida, como ella misma asegura. El fundamento de la vida de Zoe es la relación que mantiene con el lugar en el que vive, que ahora concibe como su hogar, del que asegura que no puede separarse. Desde que vive allí percibe la naturaleza como su casa, no se ve capaz de volver a vivir en la ciudad, en un contexto que le parece ajeno y dificultoso. Su práctica profesional ha terminado condicionando su modo de vida. Llevaba razón Rilke cuando escribió que,
si permaneces cerca de la naturaleza, de su sencillez, de las cosas pequeñas que apenas se advierten, de esas cosas que inesperadamente pueden ser grandes e inconmensurables, entonces todo se vuelve más fácil.

la sal de la tierra

Sebastião Salgado.